7 abril, 2013

Vuelvo de las vacaciones escolares de Semana Santa preocupado, durante estos días de descanso cuando el tiempo nos ha dejado he estado paseando y disfrutando del aire libre, en uno de los paseos caí por un parque lleno de niños, estuve observando y algunas de las cosas que vi me dejaron francamente preocupado, lo comparto para ver que os parece a vosotros.

La mayoría de los niños jugaba en grupos, subía, bajaba, la dinámica de los juegos en función de la edad no destacaba en el bullicio general, pero un pequeño grupo de críos de seis o siete años a lo sumo jugaban de manera diferente, me acerque y no pude por menos que preguntarles ¿a qué jugáis? Ellos muy ufanos me dijeron “a borrachos”.

Me quede perplejo, ellos siguieron con lo suyo, estuve un rato más observándolos desde la distancia, intentando comprender el sentido del juego, los adultos de las proximidades, no sé si serían sus padres o no, no prestaban especial atención a los juegos de los niños, así que me marche cavilando sobre el tema.

No he dejado de pensar en ello estos días, ¿cuál es la motivación que les movía a jugar ese juego? Bien es cierto que los niños gustan de emular la realidad en su proceso de crecimiento, recrear la vida de los adultos y sus vivencias les ayuda, pero ¿tiene algún tipo de validez jugar a “borrachos”?

Existen comportamiento que no son admisibles desde un punto de vista, los modelos en los que nos reflejamos condicionan nuestro modo de ser, ¿qué modelos tienen estos niños? ¿Qué personalidad se está formando si es válido este tipo de juegos? ¿De quién depende de la familia, de la escuela, …?

Tomar un buen vino en una comida, en una celebración familiar o brindar con cava en Nochevieja son acontecimientos familiares y sociales donde el alcohol está presente, es una realidad, se entiende que los adultos participantes son responsables y actúan en consecuencia,  con moderación, ¿dónde esta el límite que marca el exceso? ¿Son conscientes nuestros niños de esta diferencia?

El alcohol tiene una dimensión social que transciende a lo cercano, si nos fijamos en el ámbito deportivo que es uno de los referentes de la infancia, tenemos las carreras de motos o F1 que podemos ver por televisión los fines de semana, se celebran las victorias con alcohol, se descorchan botellas y se bebe públicamente. Recordemos las celebraciones de nuestras selecciones deportivas cuando han alcanzado algún éxito deportivo.

Si observamos las fiestas de nuestros pueblos suelen tener una gran carga alcohólica, muchas de las películas y series de televisión presentan el consumo como algo atractivo … todos son modelos que nuestros niños y niñas tienen al alcance de su mano para conformar su personalidad, y por desgracia, al menos desde mi visión, les presentamos el consumo de alcohol como algo fácil, cercano, y lo que es más perverso, apasionante.

Os propongo abordar este tema en el aula, a partir de segundo ciclo de Primaria podemos presentarlo en clase a través del área de Conocimiento del medio, en los bloques dedicados al cuerpo humano y su cuidado, también podríamos abordarlo a través de las fiestas y tradiciones de la localidad.

Podríamos proponer a los niños diferentes propuestas para abordar el tema de una manera atractiva al tiempo, por ejemplo, una opción sería llevar a cabo un trabajo de investigación sobre la presencia del alcohol en el hogar o en su entorno cercano, ¿quién lo consume? ¿Con qué frecuencia? ¿Por qué lo hace?

Posteriormente dedicaríamos algunas sesiones a analizar los resultados, ¿qué pensamos de los resultados obtenidos? Seguro que salen conclusiones interesantes que nos pueden ayudar a fomentar una cultura de la diversión sin alcohol, comunicar estas conclusiones a los adultos de nuestro entorno puede ser un buen medio para cambiar las cosas.

Otro aspecto interesante que podríamos acometer en este ámbito es el de las alternativas, hagámonos preguntas: ¿Qué alternativas tenemos? ¿Cuáles se nos ocurren? ¿Qué bebidas nos pueden acompañar en las celebraciones familiares? ¿Qué opináis?

Se me ocurre una actividad que podría ser interesante, consistiría en hacer un taller de cócteles sin alchohol  en el aula, de un modo interdisciplinar podríamos organizar un pequeño proyecto que implicaría muchos contenidos: elaboración de recetas, elaborar una campaña de publicidad con nuestra bebida, medidas y mezclas, …, tocaríamos todas las áreas de currículo y fomentaríamos las competencias básicas, la temporalización dependerá de los grupos pero prodría culminarse con una fiesta.