30 junio, 2013

Sobre la inclusión de alumnado con necesidades educativas especiales, se han realizado numerosos estudios. En muchos de ellos, se habla sobre la importancia de establecer estrategias conjuntas para obtener resultados adecuados, pero en este blog me interesa señalar particularmente de qué manera es posible realizar una adecuada cohesión entre todos los alumnos como principal factor de integración. En la mayor parte de los casos, contar con estudiantes con necesidades educativas especiales acaba cambiando, en mayor o menor medida, la dinámica del aula. El objetivo es conseguir que esos cambios no sólo no resulten percibidos como una alteración negativa por sus compañeros, sino que, además, nos permitan hacerles ver lo enriquecedoras que pueden ser las diferencias, si somos lo bastante flexibles como para intentar entenderlas.

Evaluando, a fin de curso, el trabajo que habíamos hecho en el centro, nos dimos cuenta de que la integración real del alumnado, así como la cohesión de toda la comunidad educativa, se había convertido en una seña de identidad importantísima. Y se ha conseguido, además, uniendo las dinámicas de atención a la diversidad con los diferentes proyectos del centro. Creo que precisamente aquí está el acierto fundamental. En lugar de ver en el bilingüismo, en la oratoria, o en el uso masivo de tecnología problemas insalvables, los profesionales de atención a la diversidad les han dado la vuelta para conseguir que se conviertan en proyectos plenamente viables para todo el alumnado. Sin excepciones. Mi sorpresa fundamental no ha venido derivada únicamente por esta cuestión, sino por el hecho de que han sabido convertir a los alumnos ACNEEs en protagonistas. No se trata, por supuesto, de que adquieran los mismos conocimientos que el resto del alumnado. Evidentemente eso sería imposible, pero lo interesante es ver que todos ellos pueden participar en los diferentes procesos. El trabajo que ha tenido que realizar la responsable de Pedagogía Terapéutica ha sido bastante duro, pero los resultados están siendo magníficos. Conseguir que una habilidad concreta de un estudiante se convierta, de pronto, en algo admirado por el resto, es una manera de hacerlo. Otra forma de conseguirlo, es lograr que forme parte de todo el mecanismo de la actividad, siendo consciente de sus limitaciones, pero valorando de una forma decisiva su participación en la misma. Si los demás estudiantes lo perciben como parte de un equipo donde se trabaja de forma colaborativa, estaremos mejorando cada vez más la cohesión entre ellos.

Estas cuestiones han conseguido convertir la dinámica de atención a la diversidad en algo totalmente útil para el centro. Porque todas y cada una de las actividades que fomentan la cohesión entre los estudiantes, son  beneficiosas para cada uno de ellos. Debemos ser conscientes de que la atención a la diversidad es para todo el alumnado, y no consiste en tomar una serie de medidas específicas para dos alumnos por aula. Se trata de ofrecer metodologías inclusivas que nos permitan hacer de nuestro trabajo un impulso para todos los niños que lo necesiten. Y está claro que hay personas que lo están consiguiendo. Si logramos establecer una forma de trabajo que tenga en cuenta a cada individuo, estaremos haciendo una educación para todos. Siguiendo esta premisa, será posible formar también una sociedad inclusiva, donde cada persona pueda respetar las diferencias, las ideas y las posibilidades de todos, para participar conjuntamente en la medida de los intereses y las posibilidades de cada uno.

 

Este concepto de trabajo sobre atención a la diversidad, exige una apuesta decidida del centro. No se trata únicamente del trabajo concreto en un área. Desarrollar una propuesta así conlleva una concienciación por parte del claustro, y también una organización que permita a todo el profesorado tener herramientas para llevar a cabo las actuaciones adecuadas. Las dinámicas no pueden desarrollarse únicamente cuando los responsables de atención a la diversidad se encuentran en el aula. Esta implicación de los docentes es clave para que exista un trabajo útil en el centro, ya que todas y cada una de las áreas deben mantener similares metodologías para conseguir los objetivos deseados. Cuando se establecen esas pautas, es necesario acordar también una serie de criterios comunes entre todos los docentes, para implicar al máximo número de profesorado posible. Los resultados merecerán la pena con creces.

Necesitamos cambiar la metodología, para aceptar que la atención a la diversidad es fundamental si queremos ofrecer una educación de calidad.Y aquí, por supuesto, no estoy hablando exclusivamente de los alumnos con necesidades educativas especiales. Me refiero a todos y cada uno de los estudiantes. Porque todos son diversos y todos merecen que hagamos un esfuerzo por lograr adaptar la metodología para conseguir los mejores resultados.

 

Óscar Martín Centeno

Director del Centro de Educación Infantil, Primaria y Secundaria Santo Domingo.

 

Acción Magistral.