29 octubre, 2015

Ya hemos vuelto a las aula, ya hemos cambiado la hora en los relojes, los primeros exámenes ya han pasado… hasta casi nos hemos olvidado de que una vez fue verano… retomamos con energía la publicación en este Blog de Acción Magistral convencido de la importancia de compartir saberes y reflexiones

Vivimos en mundos interrelacionados:la aldea glocal. Decía David Roberts de Singularity University que un solo individuo es capaz de crear una tecnología fácilmente escalable y que impacte positivamente a millones personas. Es en esta aldea donde, a diferencia de las generaciones de adultos, los niños y niñas construyen su identidad no en función a un núcleo -convicciones éticas, religiosas, ideológicas…-; sino de una membrana lo más extensa y dúctil posible: Identidad porosa. Es en esta línea de confluencia desde donde escribo para converger dos mundos: el escolar y el del tiempo libre educativo.

Ambos mundos no son tan ajenos el uno del otro como hace unos años se pensaba. La introducción de nuevas perspectivas y dinámicas en los entornos curriculares y el trabajo metodológico cuidado en el tiempo libre educativo trabajan en esta interconexión. Pero permitidme, dada mi procedencia, que resalte algunas ideas del tiempo libre educativo que, desde luego, no son exclusivas de este ámbito, sino más bien compartidas con los mundos escolares, aunque, si que es cierto que con matices…

El tiempo libre educativo nos sitúa en la “lógica del don” que nos abre, más allá de nuestra historia personal, a la vida pública apoyando la generación de espacios comunitarios regidos desde la solidaridad. Son estos espacios, dinamizados por la lógica del don, los que permiten la adquisición de un sentido del conflicto, de la negociación, del consenso, un sentido de la reciprocidad, de la confianza, la generosidad y el agradecimiento… todo ello necesario para esa necesidad de cohesión social demandada.

El tiempo libre educativo nos abre al mundo de las preguntas sobre la homogeneidad cultural, las diferencias, las procedencias… y de nuevo nos urge a no andar de puntillas. A menudo las preguntas nos llevan a sacudidas en nuestra vida. La vivencia del voluntariado y su propio impulso y capacidad nos habla de participación, implicación y transformación.

Los espacios dinamizados desde el tiempo libre educativo permiten, a los chicos y chicas que participan el desarrollo de competencias basadas en el reconocimiento, respeto y diálogo, generando liderazgos no basados en “mandar” sino en hacerse responsable de…

Os invito a trabajar desde esta perspectiva en este curso, una perspectiva que más allá de los contenidos curriculares, busca construir a la persona, objetivo que a buen seguro todos apuntamos.