3 marzo, 2019
Me gustaría hoy hacer una pequeña reflexión sobre el segundo de los términos del título de este blog: el emprendimiento.
Emprender y creatividad son dos términos distintos, guardan relación pero no son equivalentes, la creatividad es uno de los procesos del emprendimiento. De hecho hay veces que el emprendimiento se enfoca sólo desde la vertiente creativa y se nos olvida que emprender algo supone mucho más que la imaginación. Que una idea se haga realidad pasa por un momento de conceptualización y puesta en común en la búsqueda del feedback, pasa por un plan de viabilidad que incluya elementos de evaluación…
Parto de la idea, justificado en otros posts anteriores, de trabajar el emprendimiento desde la escuela, así, por ejemplo en  llaves para educar, encontramos que hay cinco áreas del talento emprendedor en las que se debe formar a los niños y niñas:
  1. El valor ético/social del proyecto
  2. La comunicación del proyecto
  3. El trabajo en equipo
  4. La automotivación
  5. La creatividad
Estas cinco claves han de estar presentes el proyecto que vayamos a desarrollar y entroncan directamente con lo que hemos ido viendo acerca del aprendizaje-servicio. Detrás de cada uno de estos elementos podemos ir realizando preguntas que nos ayuden a situar a los niños y niñas frente a su reto y que les sitúen como personas dentro de una colectividad/comunidad.
Este enfoque pone de manifiesto la necesidad de dotar en el curriculo en los centros educativos de espacios donde se puedan desarrollar las inteligencias múltiples. Como conocéis la Teoría de las Inteligencias Múltiples fue ideada en 1983 por el psicólogo estadounidense Howard Gardner. Su idea era contrarrestar la idea de un paradigma de una inteligencia única. Este psicólogo propone que para nuestro desarrollo como inteligencias-multiplespersonas son necesarias varios tipos de inteligencia. La investigación de Gardner ha logrado identificar y definir hasta ocho tipos de inteligencia distintas y afirman que las personas no nos distinguimos por el grado de inteligencia sino por el desarrollo que hemos realizado de un tipo de inteligencia u otro. En la imagen se aprecian estos ocho tipos.
Hay diversas formas de plantearse introducir la visión emprendedora en la mente de los niños y niñas pero todas ellas tienen como eje el desarrollo de una actividad desde el principio hasta el fin. Nuestro papel como educadores proactivos será el de acompañar, atentos a los éxitos y a los fracasos, ayudando a entender los procesos, estableciendo las rutinas necesarias…
Ahora que acabamos de comenzar el año, no nos dejemos invadir por la “fuerza de la constumbre”, pongamos en marcha nuevas iniciativas que apoyen del desarrollo personal de los niños y niñas.

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