20 abril, 2015

Seguro que todos a estas alturas hemos oído o leído acerca de la noticia de que un grupo de maestros de un colegio descalificaban a sus alumnos y familias en un grupo de whatsapp … más allá de juicios morales faciles que a todos nos surgen inmediatamente me gustaría reflexionar sobre ¿qué ha fallado? ¿Cómo se ha podido producir esta situación? ¿Cómo ha llegado a desconectarse la escuela y sus maestros de su entorno?

Lejos de conocer el caso más allá de lo que los medios de comunicación transmiten, también deberíamos debatir sobre cómo se informa y con qué intención sobre casos así o sobre la Educación en general, me inquieta que un grupo de compañeros pierdan de tal manera la ilusión, que no sean capaces de tener un mínimo de empatia hacia los niños con los que comparten parte de sus vidas.

¿Cómo puedes descalificar a un alumno? No olvidemos que es un niño ¿ qué han sentido al hacerlo? ¿Cómo puede otro compañero conocer y no reprobar esta actitud? ¿Cómo puede la dirección del centro consentir y tolerar este tipo de actuaciones?

Me parece dramático tener que levantarte cada mañana para tener que ir al colegio y encontrarte con esta sensación de desapego, de desconexión con tus alumnos, con el oficio que has elegido.

¿Cuándo se produjó la ruptura? ¿Fue en la formación inicial? ¿Durante los años de ejercicio? ¿En qué momento se rompió el termómetro de las emociones que les decía a estos compañeros lo que estaba bien o mal?

Los niños y las niñas deben ser un bien supremo al que cuidamos, al que atendemos en todas sus necesidades, si nosotros fallamos bien como maestros o como padres solo les quedará el desamparo, ¿cómo podemos olvidar algo tan básico desde nuestra posición de educadores?

Hay situaciones complejas; colegios y entornos duros, donde la labor del maestro no es considerada e ignorada. Todos hemos pasado malos momentos, cursos con sensación de fracaso pero … ¿qué ha pasado para transparsar la línea del respeto? ¿Por qué nadie dió la voz de alarma? ¿Por qué no se pusieron en marcha mecanismos de alerta?

No quiero que la Consejería de turno intervenga … que lo haga si es necesario ¿por qué nadie dentro de ese colectivo de educadores alzo la voz en contra de una situación así?

Hemos pasado por procesos de formación, de selección antes de llegar a un aula. Hemos realizado trabajos, prácticas. Hemos leído y reflexionado sobre diferentes corrientes y conceptos relativos a la Educación y la infancia, pero lo que es más importante más allá del aspecto técnico de nuestra tarea, nos hemos comprometido en una labor básica para el conjunto de la sociedad que deposita en nosotros el futuro; porque los niños son nuesttro futuro, son ellos los que habrán de tomar el relevo que nosotros dejaremos y será nuestra responsabilidad que estén bien orientados hacia la bondad y el amor, no puede existir otro camino posible si queremos que este mundo siga hacia delante. Si los maestros no quieren a sus alumnos; si no son capaces de orientar y ayudar a las familias en el proceso de crianza de sus hijos ¿qué mundo vamos a vivir en el futuro?

Es evidente que algo ha fallado, que algo falla cuando rompemos vínculos tan básicos.

Por muy privada que sea una conversación, me da lo mismo que sea en la comida de fin de curso o a través de un foro, si hablamos de nuestros alumnos para crititarles, para insultarles o denigrar a sus familias … no somos maestros, no estamos cumpliando con nuestro deber moral de educar y formar si lo hacemos, seremos otra cosa, simples transmisores de información, eslabones reemplazables de una cadena de producción.

Yo no quiero ser una pieza más de un engranaje. Quiero que mis alumnos aprendan, crezcan, evolucionen; quiero que los niños que pasan cada curso por mi escuela, por mi aula, por mi entorno sientan que son queridos y respetados, que tienen en mi, en nosotros, un asidero para recorrer un camino juntos, afrontando las dificultades que se nos presenten contando conmigo. Soy referente como otros lo fueron para mi, el día que esta tarea no sea posible, deberemos buscar otro nuevo camino o abandonar el puesto y que sean otros los que recojan el testigo y mantengan el empeño.

Mucho ánimo a todos y todas … ojala que la próxima noticia que aparezca sea de otro color, con otro aroma, una noticia que nos hable de besos y abrazos, esos que nos damos muchos maestros con nuestros alumnos cuando termina el día y se van a casa. Feliz semana.