16 diciembre, 2013

Casi concluido el mes de diciembre no puedo demorar más la obligación de poner las notas a los críos y crías de mi clase, no estoy acostumbrado a este trance ya que en infantil nuestro informe es abierto, se explica, se desarrolla con texto lo que hemos querido enseñar y aquello que los niños han aprendido, que dificultades hemos encontrado en el proceso, …, pero este curso que han en Primaria, en primero, no es demasiado lejos de infantil pero la ley me obliga a decir si un aprendizaje es de cinco o de siete, no encuentro la manera de ceñirme a un número sin enviar con él un mensaje equivocado al propio niño o a su familia.

Me pesan los números como piedras en el bolsillo y no soy capaz de soltar lastre desde hace semanas, los evaluados no son conscientes del valor informativo de un número pero les suena que vale más o menos en función de hermanos o primos más mayores, ¿sirve para algo este proceso de evaluación? ¿Dónde cuento que leer no acaba de ser algo interesante pero que haciendo rompecabezas es un hacha? ¿Cómo pondero que tiene una imaginación fantástica pero pero que los números no acaba de comprenderlos? ¿Cuál será la reacción de las diferentes familias antes los dichosos números?

Puedo imaginarme desde la comprensión y el no pasa nada si los resultados no son los esperarados asumiendo que no hay para más, hasta a seres iracundos cuando la criatura no alcance las espectativas, ¿conseguimos algo con cualquiera de ambas reacciones? Por un lado la resignación, por otro el enfado, en ambos casos el niño o la niña no recibirá una respuesta adecuada, ¿cómo se sentirá? ¿Qué efecto tendrá en la próxima evaluación? ¿Y en el próximo curso y en el siguiente, y siguiente y siguiente …?

El mundo está organizado para alcanzar resultados, me niego aceptar que la lógica empresarial deba entrar a jugar en la escuela, en las notas de mis niños y niñas, ¿cómo se resume las vivencias de cuatro meses en la escuela con un sólo número?¿Dónde quedan los matices?

Si solo vales lo que un número refleja que sentido tiene la educación que intentamos desarrollar, pongamos una máquina delante de nuestros niños y listo, un número, una clasificación y listo, todo se puede resumir a un ranking, olvidemos el resto de matices y circunstancias que nos rodean.

Con el seis años recién cumplidos o a punto de cumplir es imposible limitar a una nota toda la riqueza de nuestra actividad en el aula y fuera de ella, es injusto para ellos y para nosotros que intentamos educarlos, cambiemos la lógica desde abajo igual así con el paso del tiempo conseguimos transformar el mundo, niños que se hagan adultos y tengan otra visión de mundo, quizás así lo logremos, igual así logramos hacer un mundo un poco más cuerdo, más humano y menos preocupado por alcanzar objetivos y fríos números. Feliz semana.