2 diciembre, 2013

Llevamos dos días de diciembre, solamente dos días de este nuevo mes y ya me siento cansado … os podéis imaginar la razón, Navidad, Navidad, Navidad por todos los lados, el bombardeo publicitario desde hace un mes y pico me deja cada año más cansado, y lo peor de todo es que cada año le voy congiendo más mania a esta fiesta.

El pasado viernes ha comenzado  a celebrarse en algunos comercios una costumbre estadounidense de compras con grandes descuentos, todo se compra y se vende, todo tiene que ser útil y destinado al consumo, al infinito consumo.

Cada época del año nos empuja a un consumo, en el momento que termine Navidad nos veremos abocados a reservar vacaciones como si la vida nos fuera en ello, puentes, Semana Santa y vacaciones de verano, pero no te conformes con conocer alguna ciudad cercana, o ir a tu pueblo de vacaciones … por lo menos, necesitamos un crucero o un viaje transatlántico.

Corre, corre, corre … a por la última oferta, el último aparato, el último …No puedo, me supera ver como matamos toda la magia de esta época, que en otro tiempo podría ser algo ingenua pero al menos era bienintencionada, va uno con miedo estos días oyendo la radio en el coche con los críos pensando que en cualquier momento algún locutor “simpaticón” va a soltar por esa boca las palabras fatídicas.

Para los niños la Navidad es un carrusel de emociones sobre que comprar, que comer, que actividades hacer, …, todo pasa por consumir, los niños son un sector más del consumo mundial, un gran sector, no niego su legitimidad pero con tres años ¿necesitamos una habitación entera de juguetes que a su vez necesitan sus correspondientes pilas o cargadores? ¿No sería mejor regalarle una catiuscas para pisar charcos? ¿Tenemos tiempo para salir a pisar charcos con ellos o necesitamos un animador de una maravillosa ludoteca mientras nosotros hacemos nuestras compras navideñas?

Os recomiendo una lectura de reciente publicación por parte de la Editorial Morata … La infancia materialista. Crecer en la cultura consumita de David Buckingham … la portada ya os lo dirá todo.

Suerte y feliz semana.