15 julio, 2019

Hace diez días acabamos las sesiones formativas en la Escuela de Creatividad. Tres días de una formación seria e intensa.

Cuando acabo cualquier tipo de formación necesito dejarla reposar en los apuntes que he recogido, en mi cabeza y, también, en la emoción.

Luego siento que ese “reposo” ya ha terminado cuando me aparece la pregunta ¿Y ahora qué?, con esto, trabajado y aprendido, ¿Qué hago?

Me vais a permitir qué os comparta alguna de las respuestas que me van surgiendo, respuestas que, eso espero, cogerán vida en el “quehacer” de la escuela, porque las ideas sin vida mueren.

Ahora a desmontarme mitos sobre la creatividad…

Pensaba que la creatividad era uno de los ingredientes en mi forma de trabajar en la escuela, de vez en cuando proponía “cosas creativas” que le daban un “puntillo” a mis módulos, a mis clases. Pues resulta que ahora la creatividad no es un ingrediente cualquiera, es una “especia” que acompaña todo, que no se ve pero que impregna la tarea dándole, no ya el “puntillo”, si no, un sabor diferente al conjunto del proceso.

Pensaba que el ser creativo era un “más” creativo y original que se añadía a la tarea y ahora veo que la creatividad es un “previo” consciente y elaborado dentro de la estructura del trabajo que añade más vida al aprendizaje.

Ahora a llevar a la práctica esto de la creatividad…

Tengo que alejarme de los tópicos rápidos y fáciles en el aula, de los pos-it de colores, del refuerzo “mono – palabra” que no potencia el proceso, de solamente materiales de papelería…

Tengo que hacer consciente qué lo creativo está dentro del currículo, de las competencias y que desde ello y para ello lo he de trabajar…

Tengo que trabajar por ser creativo en mis espacios fuera del aula, yo no soy capaz de transmitir aquello que yo no vivo, se me nota.

Tengo que llevar esta idea de la creatividad a los espacios de formación con profesorado ya que, después de lo trabajado, creo que un profesorado que se impregne de este modo de entender y de procurar la creatividad será un profesorado más vital y podrá contagiar esa vitalidad en la escuela, en personas de su claustro y en su alumnado.

Ahora a la tarea

Estas respuestas exigen ahora la tarea de darles vida y dar vida solo en la escuela no es fácil, por eso empiezo compartiéndoos mis respuestas para seguir contando con profesionales que creen en la escuela ya que ¿Se puede creer de verdad en la escuela sin creatividad?

Jesús Barrientos González

Educador de la Creatividad

CFP Mª Inmaculada (Pamplona)