2 diciembre, 2013

Dicen que el talento no se basa en tener dones que los demás no, sino en saber utilizarlos. Aunque es cierto que este talento, que está detrás de cualquier emprendimiento, se suele asociar a una habilidad innata, creo que, también, se puede desarrollar con la práctica y el entrenamiento. Una búsqueda en la RAE nos dirá que talento tiene que ver con inteligencia, entendida como capacidad para entender, y aptitud, entendida como capacidad para hacer. Para el María Moliner talento es sinónimo de aptitud, capacidad, habilidades e idoneidad. Y los adjetivos que se atribuyen a las personas con talento son: “Estar bien dotado/ a para…”, “ser muy capad de”…, ”tener dotes brillantes para”…, “ser útil para”.., “ser apto para”… Este talento al que me refiero está ligado a la inteligencia emocional como capacidad para reconocer y manejar los sentimientos propios para crear la motivación y gestionar las relaciones sociales.

 

Una pregunta ¿Dónde se aprende? En el colegio, en la escuela… Cuando Camus en 1940 recibió el Novel de Literatura, acabadas todas las celebraciones escribió la siguiente carta a Louis Germain, su profesor de secundaria en Argel:

 Querido señor Germain:

Esperé a que se apagara un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su ejemplo, no hubiese sucedido nada de todo esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continuarán siempre vivos en uno de sus pequeños escolares, que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.

 

Lo abrazo con todas mis fuerzas.

 

Albert Camus

 

El talento se aprende y se educa y los profesores dejan esta importante huella en los chicos y chicas, quizás porque, en multitud, infinidad de ocasiones la implicación no es sólo “académica” sino personal. 

Qué bien si fuéramos capaces de apostar por un gran pacto por el talento que asegure una estrategia para el bien de la sociedad.